viernes, 15 de diciembre de 2000

¿Qué es el discurso? ¿Cuáles son sus características?

Se entiende por “discurso” la puesta en funcionamiento de un sistema de significación que, orientado de un “yo” a un “vos”,  persigue una finalidad “comunicativa”  y constituye una representación tanto del mundo como de los sujetos que lo habitan.
Como expresión, surge  en un momento dado y se inscribe dentro de una problemática social,  la quaestio,  según Aristóteles. Por ejemplo, en los últimos tiempos, los argentinos, como comunidad, hemos  debatido en torno de los siguientes interrogantes: “¿Quién tiene razón Clarín o el gobierno en cuanto a la situación del país?”, “¿Corresponde o no la nueva ley de medios?”, “¿Se deben ceder los terrenos del parque Indo; y hemos escuchado o leído al respecto, respuestas de todo tipo, especializadas y no especializadas, y hemos tomado partido a favor de unos, y en contra de otros formulando nuestra posición.  Es de este modo, a través de la interacción social, que la maquinaria discursiva entra en funcionamiento.
Todos, por vivir en esta sociedad, nos sentimos interpelados, al menos por uno de los problemas que socialmente nos habitan e  intentamos responder esas  preguntas que se instalan en la esfera pública con los conocimientos que tenemos. Los expertos y los medios lo hacen a partir de  la información que la ciencia pone a su disposición. Los demás, incluso los especialistas cuando no hablan del tema que les compete, lo hacen desde el sentido común: un conjunto de presupuestos y saberes que conforma una parte de nuestra experiencia de mundo. De este modo, frente a preguntas del tipo “¿Cómo llegó Colón a América?” o “¿Cómo se calcula la superficie de un cuadrado?”, que tienen respuestas ya consensuadas, cuando respondemos con la información que figura en los manuales y en las enciclopedias, exponemos y explicamos un saber momentáneamente compartido, legitimado. En cambio, cuando las preguntas no reenvían a respuestas ya aceptadas (“¿Se debe permitir el aborto?”, “¿Cuál es la causa de la falta de lectura en los adolescentes?”), sino que todavía generan debate social, nuestras respuestas son de otro tenor y tienen otra finalidad, buscan ganar  consenso, orientar el debate social y, en consecuencia, argumentamos.
En este sentido, y aún en el caso de la ciencia y de los saberes legitimados,  lo discursos pueden tener múltiples propósitos, mediatos e inmediatos. Hablaremos de tres, a nuestro entender, los más importantes. 
Entre los mediatos, el propósito que vinculamos  a la finalidad,  responde  a un interés grupal, ideológico, vinculable con el problema /quaestio que lo generó; el propósito profesional,  busca desarrollar conocimiento en alguno de los  campos de la experiencia humana: la psicología, la sociología, la historia, la geografía, la medicina etc..    
¿Cómo puede precisarse este propósito siendo los campos tan complejos y diversos? Un consejo es obervar el tratamiento que los autores dan a los temas. Veamos un ejemplo, en un pasado no muy lejano, alguien se preguntó por qué algunos hombres ocultaban o protegían sobremanera sus genitales. Surgieron numerosas respuestas, entre ellas, la que sigue:
”Cuando el niño (varón) ha volcado su interés a los genitales, lo deja traslucir por su vasta ocupación manual en ellos y después tiene que hacer la experiencia de que los adultos no están de acuerdo con este obrar. Mas o menos clara, más o menos brutal, sobreviene la amenaza de que se le arrebatara esta parte tan estimada por él. La mayoría de las veces, la amenaza de castración proviene de mujeres” (El sepultamiento del complejo de Edipo, 1924)

En este fragmento, Sigmund Freud habla de la genitalidad masculina y, aunque no lo haga en forma explícita, ensaya una respuesta a ese interrogante: algunos hombres se cubren  o protegen en exceso por ese temor a la castración que sobrevino en el despertar de su sexualidad. Responde no como lo haría el mismo niño o un médico, analizando las posibles enfermedades que justificarían la sobreprotección, tampoco lo hace como un anatomista, hablando de las características biológicas que obligan a su cuidado.  Para tratar el problema utiliza conceptos como “estima”, “castración” que corresponden a su especialidad, el psicoanálisis (el marco o contexto disciplinar que le da sentido a sus interpretaciones). Su finalidad es contribuir al campo de la psicología. Como en el caso que acabamos de analizar, la mayoría de las veces el marco utilizado en la resolución de los problemas permiten inferir el campo de aplicación, pero es necesario saber que marco y campo no siempre coinciden.
El propósito inmediato, de este y de todo discurso, es comunicar “algo” con una intención, la de convencer a los destinatarios del punto de vista (hipótesis/ respuesta) que el discurso promueve. Con ese objetivo,  entra,  directamente o no, en discusión con otros discursos; todo depende de cómo se presente y de los efectos que busque provocar: a) efecto de objetividad y saber legitimado;  o  b)  efecto de saber que quiere legitimarse. Ahora bien, aun cuando se trate de un saber legitimado y se desarrolle una explicación, los discursos presentan una dimensión argumentativa, deben convencer de la veracidad de la información que aportan y eso lo hacen a través de datos, de explicaciones solventes, de la mención de fuentes y de  referencias bibliográficas. Todos estos aspectos del discurso los iremos viendo através de cada uno de los módulos de este manual.

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